Las personas con bajo peso pueden tener un metabolismo distinto, menos células grasas o una genética diferente. Cuando se habla de ganar peso, el objetivo es aumentar masa muscular. Una dieta de este tipo debe sustituir los productos lácteos descremados por productos lácteos enteros y acudiendo a un preparador físico para que diseñe un programa de ejercicios que hagan hincapié en el aumento de masa muscular.
Adicionalmente, se puede aumentar la ingesta de hidratos de carbono y proteínas. La pasta aporta gran cantidad de hidratos de carbono junto a los cereales en general, el pan, las patatas, los derivados lácteos no descremados (leche, mantequillas, yogures y quesos ricos en materia grasa). Las legumbres y las carnes son las mayores fuentes de proteínas. Además se puede incrementar el consumo de embutidos.
Si bien todas las frutas aportan gran cantidad de vitaminas, recomendamos sobretodo el plátano y el aguacate.
Por último, recordar como siempre que es necesario consultar a tu médico endocrino, dietista o nutricionista antes de empezar cualquier dieta.
