El tratamiento más definitivo que se ha encontrado hasta ahora es el autotrasplante de cabello con técnicas combinadas de micro y mini-injertos. Esta intervención requiere gran experiencia a la hora de la aplicación al tiempo que cierta pericia y adiestramiento técnico. Con todo y con eso, el autotrasplante puede producir complicaciones posteriores.
Además, tampoco impide que el proceso de la alopecia siga su desarrollo progresivo. Hay que añadir que el autotrasplante se realiza en centros de cirugía estética como una intervención más.
Necesita anestesia local, conlleva cicatrices y existe un periodo de tiempo en que el paciente no puede hacer vida social, además de un postoperatorio más o menos molesto y doloroso.
¿Se te cae el pelo?
De las técnicas de relleno y los implantes de cabello artificial mejor no hablar, en algunos países incluso se han prohibido por la gran cantidad de rechazos e infecciones que producen en el cuero cabelludo. En este y otros muchos casos resulta peor el remedio que la enfermedad.
En los tratamientos médicos de la calvicie común se administran antiandrógenos que suelen presentar efectos secundarios bastante graves como la feminización temporal. Sólo se puede recomendar en casos concretos de mujeres con el síndrome SAHA (Seborrea, Acné, Hirsutismo y Alopecia).
Trasplante pelo a pelo
Las técnicas del autotransplante se han ido perfeccionando gracias a la utilización del microscopio para la disección folicular y otros aparatos de iluminación que evitan dañar los cabellos en el proceso de obtención de folículos de la zona dadora a la zona a transplantar.
Los resultados actuales basados en los micro y mini-injertos pelo a pelo logran transplantes indetectables con una tasa máxima de supervivencia del pelo transplantado que alcanza del 95 al 100%. Antes de la intervención y para un mayor confort del paciente se recomienda el uso de ansiolíticos.
Después suele ser necesario administrar anti-inflamatorios, antibióticos y algún analgésico para disminuir el dolor, evitar posibles infecciones y facilitar una rápida incorporación a la vida normal.
La forma tópica de curar la utopía
Tanto en el hombre como en la mujer, la alopecia está asociada a un proceso que va asfixiando poco a poco la raíz del cabello hasta ahogarla y dejarla sin respiración. La causa de ese estrangulamiento se debe ni más ni menos que a una disfunción interna que ha sido observada gracias a una sofisticada tecnología más allá del microscopio electrónico.
La alteración en cuestión se desarrolla como un proceso degenerativo del colágeno que rodea y alimenta al bulbo piloso donde se aloja la raíz capilar. Este colágeno joven y flexible reacciona acelerando su maduración antes de tiempo, endureciéndose hasta quedarse rígido. Esta rigidez del colágeno llega a invadir y anular los ciclos naturales del cabello hasta hacerlo caer precipitadamente.
Se trata de un envejecimiento prematuro del colágeno que se produce mediante la acción enzimática de la lisil-hidroxilasa. La inhibición de esta enzima permite, por tanto, que se frene la producción y el depósito de colágeno maduro por los fibroblastos.
Soluciones superficiales
El Minoxidil fue el primer fármaco en abrir la puerta a la esperanza con un alto porcentaje de eficacia. Le siguió el Aminexil (2,4 DPO) encargado de detener el proceso de envejecimiento del bulbo. Del mismo modo que el Minoxidil, se trata de un tratamiento anti-caída por vía tópica, pero con una mayor comodidad en la aplicación.
Por vía oral, el nuevo descubrimiento Propecia asegura que el 86% de los varones con calvicie de patrón masculino de la coronilla leve o moderada, mantuvieron la cantidad de cabello o presentaron un aumento del mismo. Por otra parte, los tratamientos cosméticos específicos pueden aportar en algunos casos una solución preventiva, dependiendo del tipo de alopecia.
Las fórmulas cosméticas por lo general, favorecen la microcirculación sanguínea, estimulan el ciclo normal de renovación capilar y normalizan las alteraciones del cuero cabelludo que pueden precipitar el desprendimiento del pelo, como ocurre en el caso de seborrea.
El último elixir por vía oral
El 19 de diciembre de 1997 la FDA norteamericana aprobó la comercialización de Finasteride (Propecia), el primer fármaco por vía oral para la prevención y tratamiento de la alopecia androgenética en varones. El 1 de octubre de 1998 fue aprobado por la CEE para su comercialización vía farmacia, en siete países de Europa, incluido el nuestro.
El Finasteride parece inhibir la producción de DHT anulando la acción de la enzima 5-alfa-reductasa tipo II que detiene la conversión de la testosterona en DHT, la hormona responsable de la caída del cabello en aquellos varones con predisposición genética. El principio activo capaz de evitar que esta reacción interna se produzca se llama Finasteride.
Según se ha podido comprobar en multitud de estudios clínicos, antes de su aprobación, finasterida reduce en un 60% los niveles de DHT en el cuero cabelludo y no en otras zonas del cuerpo. Para observar resultados se debe tomar un comprimido diario durante tres meses como mínimo. Todos los ensayos han sido realizados en pacientes comprendidos entre 18 y 41 años con una calvicie leve o moderada, pero no completa.