El reiki, una palabra de origen japonés que se traduce por energía universal, es una técnica milenaria avalada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como terapia alternativa y complementaria de la medicina para aliviar dolores a través de la imposición de manos.
El Reiki es una terapia natural sustentanda en el principio de que la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma.
¿Cuántas veces, tras recibir un golpe o sentir dolor, nos llevamos las manos hacia la zona dolorida para aliviarnos? El reiki se basa en ese principio: traspasar el calor del organismo para aliviar el dolor y sentirse mejor. El practicante de reiki traspasa el calor de su organismo al cuerpo de la persona enferma para proporcionar alivio, equilibrando y restaurando la energía de la persona enferma y favoreciendo la capacidad del cuerpo de sanarse por sí mismo.
La sesión de reiki
Estando tumbados y en un ambiente tranquilo, el terapeuta de Reiki coloca sus manos en los puntos energéticos de el cuerpo, llamados chakras, para desbloquearlos y conseguir que la energía fluya por ellos. Esta terapia permite reequilibrar nuestra estructura energética para mantener la salud y la armonía. El Reiki no cura enfermedades pero sí ayuda a paliarlas, prevenirlas y refuerza el sistema inmune aportando paz, equilibrio y armonía física, emocional, mental y espiritual.
