Varices y arañas vasculares

Las varices, que aparecen como consecuencia de la dilatación de las venas superficiales de las piernas, son un padecimiento que afecta, principalmente, a las mujeres. ¿Sus causas? Entre otras, la mala circulación, la obesidad, la herencia familiar, pasar mucho tiempo de pie y los embarazos. Existen diferentes tipos (las más gruesas, conocidas como troncos varicosos, las reticulares, o de calibre intermedio, y las más pequeñas, comúnmente denominadas arañas vasculares) y cada una de ellas se trata de forma diferente. La doctora Andrea Pérez, dermatóloga de la Clínica Ordás, nos explica todo el procedimiento: “lo primero que hacemos cuando llega un paciente es determinar que tipo de insuficiencia vascular tiene. Para ello, si es necesario, se le hace un doppler que nos permita conocer mejor la anatomía y el funcionamiento de sus venas. Después se actúa en consecuencia. Depende del caso puede necesitar que le esclerosen o que se las traten con láser. Nosotros utilizamos varios, pero el aparato que mejor está funcionando para varículas de hasta 3 mm es el Cynergy, de Cynosure, que combina dos láseres, el decolorante pulsado y el Neodimio Yag. El primero, que actúa a menor profundidad, es el que se encarga de cerrar el vaso sanguíneo y el segundo, que lo hace a mayor profundidad, es el que lo coagula”.


La combinación de estos dos láseres resulta muy efectiva. Lo que el paciente recibe, en la zona que se trata, son unos pequeños disparos simultáneos que, a lo sumo, producen una ligera sensación de ardor y un enrojecimiento que se pasa en unos minutos. Además, los disparos se acompañan de aire frío a menos cuatro grados, lo que sustituye a la anestesia. La duración de todo este proceso depende de la cantidad de arañas vasculares que tenga el paciente y éstas no desaparecen justo después de la sesión. Los efectos finales no se aprecian hasta pasados, como mínimo, dos meses. Y el número de sesiones requeridas depende también del tamaño de las lesiones. Por norma general se suelen hacer unas cuatro sesiones con un intervalo entre ellas de entre 21 días y un mes. Tras la consulta, el paciente sólo tiene que preocuparse de ponerse unas medias de compresión que potencien el efecto del tratamiento e hidratarse, mañana y noche, con aloe vera.